–Basta de autocompadecerte y dejarte vencer por la tristeza –le dije al espejo.
Siento que
toda mi vida he sufrido por las mismas cosas. Estaba segura de que mi
sufrimiento provenía del mismo lugar durante décadas. Pero ayer comprobé de que
no necesariamente es así. A veces hay factores aleatorios que me hacen sentir
de la misma manera, pero ello es debido a que no controlo mis emociones. En
parte porque tengo algunos cables rotos, porque dejé abierta la puerta de mi
mente para ir hacia esferas donde nadie ha llegado. La creatividad sin límites
tiene un precio, pero también puede usarse para encontrar nuevas maneras de
lidiar con la vida y el mundo.
Mi ideal
siempre ha sido vivir en una isla lejos de los humanos. Sola, completamente
sola, donde nadie pueda dañarme. Pero mi intuición me dice que si los humanos
no me dañan, lo harán el clima o algún animal, o circunstancias adversas. No
puedo huir del sufrimiento, es algo inevitable. Pero puedo reinventarlo, puedo
aprender a decir “¡Basta!”, a ser artífice de mi estado de ánimo en lugar de
dejar que lo externo determine mis emociones y pensamientos.
Ha sido una
gran lucha, mi peor enemigo y mi mayor bendición siempre ha sido mi mente; pero
venceré, saldré triunfante y seré una maestra de las emociones, con la práctica
diaria de la meditación, la programación, y el cambio en mi actitud.
He vivido
deprimida mucho tiempo, y hoy digo BASTA, todo lo que necesito está aquí
dentro, en este envase exótico, en este espíritu rebelde; en estas manos cargadas de revolución yace la clave para develar el secreto de la existencia.
Hoy
comparto con quien se le antoje leer, este fragmento de mi vida, esta gran
lucha eterna, de la cual planeo salir victoriosa. Veo a las personas “normales”
hacer cosas “normales”. Yo soy todo, menos “normal”, tal vez así lo elegí, o
quizás algo pasó en mi devenir que alteró mi personalidad.
Ya no
importa, estoy orgullosa de mí misma y he recuperado mi autoestima y
autoconfianza. Y nadie entrará más a mi corazón, está ocupado siendo feliz con
su soledad, con su gran espacio para pensar, para sumergirse en el
autodescubrimiento de cosas asombrosas.
Avanzaré a
mi propio ritmo y cosecharé mis victorias cuando sea preciso. No estoy apurada,
puedo ir despacio, y cuando menos lo esperes, habré volado sobre la galaxia sin
comienzo ni final.
Estoy lista
para otro día, otra oportunidad para enseñarle a la vida todo mi poderío y
esplendor. Soy guerrera del tiempo, estandarte del amor, en mi pecho subyace
Dios, y más arriba, una luz aterradora que me dice: “Ya es hora”.
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