Cuando escribí mi novela El Guardián del Planeta Délfico, fui descubriendo el hilo conductor de la historia conforme se me presentaba. Gran parte de los escenarios, personajes y la trama fueron plasmados gracias a mi mundo onírico. La principal fuente de mis historias, cuentos y poemas son mis sueños fantásticos, como anoche, que soñé algo muy violento pero formidable, y que sin duda constituye una buena señal.
La
disciplina para escribir un libro es fundamental. Recuerdo que en aquella época
no trabajaba en nada, solo escribía y leía libros, y por eso pude terminar la
novela en pocos meses. Una vez concluida, la leía una y otra vez, y todas las
veces derramaba lágrimas de emoción, de nostalgia, de un sentimiento que no se
puede describir, que es mágico, que no tiene nombre, que tal vez ni existe,
solo en mi imaginación fértil que ama crear cosas nuevas constantemente.
El Guardián
del Planeta Délfico es el libro que me hubiera gustado leer, una historia
palpitante de principio a fin, hermosa hasta la médula, romántica, y
sobrenatural. Está escrito con un estilo inconfundible, propio de mi ser; y el
ritmo cadencioso, la musicalidad de los párrafos, los tiempos, son en conjunto,
una clara muestra de mi don literario en todo su esplendor.
Fue mi
primera novela. Posteriormente, escribí Viaje al fin del océano, una historia
sobre dejar el pasado atrás y descubrir nuevos mundos y nuevos amores. Nuevas
realidades. Nuevas dimensiones. Es más corta pero sustanciosa, maravillosa, y
que devela secretos de mi mente con la amplitud del corazón.
Después de
estos libros, escribí un poemario, que permanece inédito, y que no deseo
publicar porque temo que quedaría empolvado como los otros seis libros, sin
lectores y sin interés.
Actualmente
estoy escribiendo una novela, es la más ambiciosa de todos mis libros; en ella,
doy un cambio radical a los temas que he tocado hasta ahora. No sé si salga a
la luz, porque estoy cansada de presentar mis obras a los concursos y nunca
obtener nada.
Sigo escribiendo
porque necesito hacerlo, porque si no lo hago terminaría de morir en vida,
terminaría de marchitarme, me quedaría sin alma, sin sueños, sin deseos de
nada. He aprendido a tejer las historias y los poemas más fascinantes, y estoy
tan convencida de mi talento que no necesito el reconocimiento de nadie. Mis
palabras quedarán eternizadas, mis obras sobrevivirán la inclemencia del
tiempo. Pero eso tampoco me quita el sueño, pues mi objetivo último en esta
existencia no es la fama ni la gloria, es algo que no se puede ver ni medir,
que no se puede lograr, que es imposible.
Pero como soy una maestra de las cosas imposibles, alcanzaré esa meta tan anhelada, y todo esto quedará atrás, todo el dolor, todo el sufrimiento y la angustia, quedarán olvidados. Voy a conquistar lo que siempre he soñado.
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